27 de diciembre de 2011

29 de febrero

29 de febrero
Si fueras un artículo de baño
serías un jabón
esos neutros que no dicen sí
ni dicen no
o uno de glicerina
que hace espuma pero no limpia
y se te escapa de las manos.

Sos el sol del veintiuno de junio
te busco todo el día
y si te encuentro
te vas corriendo 
a las seis ya te hiciste de noche.

Si fueras un ingrediente en la cocina
serías el agua
que cocina los fideos al dente
pero luego se va
escurridiza por el colador.

Sos la estación que le falta al año
esa que siempre está en el medio
primaverno 
pero nunca llega
veroño.

Si fueras un recuerdo de la infancia
serías un barrilete
la emoción de correr para remontarlo
la alegría de jugar en el cielo
la desazón de verlo tirado.

Sos un evento astronómico
una estrella fugaz
te veo y ya no hay más tiempo
te fuiste, perdí
y te busco otra vez.

Si fueras parte de la playa
serías la arena seca
que agarrás con un puño
y crees tenerla toda
pero se te va cayendo despacio
hasta quedarte sin nada.

Sos el mar y sus olas
que se acercan a la orilla
voy corriendo a alcanzarlas
pero llegan tímidas
o ya no están.

Si fueras un escapista famoso
serías Houdini
que escondida en la valija con candado
envuelta en plástico de aeropuertos
desaparecés cuando la abro.

Sos el día que está siempre
pero viene cada tanto
veintinuevedefebrero.

Si fueras un juego de plaza
serías un subibaja
que me sube cuando estás enfrente
y deja mis pies en la tierra
cuando no estás.

19 de diciembre de 2011

Capas de la cebolla

Capas de la cebolla (*)
La primera vez que te dije
tenés un pelo hermoso
quise perderme en tu lacio
caer en tus hombros como tobogán.

Me dijiste que era especial
algo sensible y único
diferente a los demás
que habías conocido.
Que te encantaba cómo era
tierno, responsable
inteligente, deportista
y con pinta de buen padre.

Al año te dije que sí
quiero estar con vos para siempre
tener dos o tres hijos
y una casa en pinamar.

¡Qué bueno!
mi amor
¡Dale!
corazón
Jajaja
¡buenísimo!
Adónde fueron
qué pasó.



Aquella vez que te dije
te queda tan bien la pollera
en realidad eras una cebolla
te ibas sacando las capas
y daban ganas de llorar.

Una noche previa a estar juntos
me dijiste que bailaba raro
querías decir distinto
a los nabos que acostumbrabas.

Desde una punta de la cama
te escupía y lanzaba cuchillos
vos gritabas apretando la almohada
salpicando la mierda hasta el techo.
Tenés y razón se juntaban en tu cabeza
pero se divorciaban en tu boca:
TENÉS que hacer tal cosa;
con RAZÓN sos tan boludo.



La otra vez que te dije
tu boca es un paraíso
quise decir un baúl
de labios bien rasposos
y recuerdos entre los dientes.

Después una vez me dijiste
que yo era muy complejo
en realidad quisiste decir
no tan básico para vos.

Venía en picada hace tiempo
la indiferencia de tus sí
la soberbia de tus no.
Flotabas en el aire como un fantasma
te daba lo mismo ir o venir
me asustaba más cuando no estabas.



Me acuerdo que te dije una vez
qué linda te queda la minifalda
pero evidenciaba tus piernas torcidas
como dos paréntesis.

Dijiste que te gustaba mi cuerpo
tenías de dónde agarrarte.
En realidad empezaste a extrañar
sobar músculos y abdominales.

No te bancaba la apatía
ni tus abrazos de manos flojas.
No tolerabas mi cuerpo
mis manos sobre tu piel
te quemaba una caricia
saltabas y te ibas.



Tenías mucho volumen
las puntas florecidas
te dije que el corte de pelo
te quedaba bien.
En realidad siempre quise decir
que te hacía la cabeza deforme
y resaltaba más tus frente.



Haciendo el amor una noche
dijiste hay algo diferente
querías decir que a los otros
exprimías hasta cansarte vos.

Me dijiste te espero mi amor
entiendo lo que estás pasando
querías decirme apurate
están tocando bocina varios.

Para entonces te miraba con náuseas
las tetas sin gracia
el culo caído
la impunidad de tus pies de pingüino
para irse como llegaron
sin pedir perdón ni permiso.

También me dijiste no
nunca pienso en dejarte
ahí empecé a preocuparme
en realidad te faltaban ovarios
para irte.




Te dije que te quería
me gustás así como sos.
Entonces empezaste a cambiar
para que te dejara yo.


(*)Leído en el marco de la muestra “Salí de tu guarida”, del Taller Siempre de Viaje, en El Archibrazo, el 20 de diciembre de 2011.

21 de noviembre de 2011

Hay una plaza


Hay una plaza
Había hecho planes hoy
para que lloviera todo el día
por el agua de las plantas
por el verde de los parques
pero más por el ansia de quedarme
haciendo nada en casa.

Amanezco encandilado
destapado del calor
pajaritos cantan la de Arjona.
En el B corrían muebles
los de abajo taladraban
nada podía ser peor.

En la tele veinte grados y subiendo
bermudas, zapatillas sin medias
salgo en dirección al planetario
camino eludiendo marcianos
hasta llegar a la plaza
otra vez la plaza.

Hay

Un negro, un coreano
Gulliver, un enano
para una gráfica de Benetton
hay un rubio, un colorado
un albino, un anciano.

Un morral en bicicleta
unos anteojos con marco
sacando fotos a mansalva
digital camera kills the photo art.

Una fogata sin fuego
una barba tocando su guitarra
las chicas revolotean con su onda vaga
sueñan con afeitarlo, anudarle la corbata
comprar un perro
tener dos hijos.

Una patineta voladora
y un pibe oliendo el cemento.
Un Maradona haciendo jueguito
que es un queso en los picados.
Un barrilete remontando polvo
y un niño perdido encontrado.

Una vianda para las hormigas
palito bombón helado.
Unos rollers alineados
los patitos fuera de fila.
Un frisbee bien tirado,
un boomerang que no vuelve
y todo el mundo agachado.

De bermuda y zapatillas
haciéndose el canchero
hay un pibe en un banco verde
mirando para todos lados
riéndose de la gente
mientras escribe en un cuaderno anillado.



Atrás hay otro banco
un pibe de jean y ojotas
riéndose mientras escribe
mirando al canchero de adelante.

Desde acá


Desde acá

Debe haber empezado el verano. O quizás la corriente del niño trajo una primavera muy calurosa, porque las estalactitas comenzaron a gotear. Puedo oír las gotas. No las puedo ver, pero imagino algunas diminutas porciones de agua caer en un vuelo constante, otras en una ruta agrietada desparramándose entre las paredes.

El musgo tiene esa consistencia esponjosa y asquerosa a la vez,  imagino toda la superficie sucia, verde, llena de líquenes como los de algún manual de escuela. En esos manuales también hablaban de pinturas rupestres, pero no logro palpar con mis dedos sobre la roca húmeda ningún jeroglífico, ninguna señal de otro que, como yo, hubiera estado acá.

Mi conexión con el exterior está dada por el ruido de los árboles al crujir, el temblor provocado por las pisadas de algún animal de buen porte y el repiqueteo insistente de una lluvia pasajera. Desde que estoy acá, comencé a imaginarme historias entre estos tres actores. Aunque a veces con la irrupción de mi fantasía, siempre se desarrollaban en el marco de una lógica preciosa, atando hasta el último peldaño suelto y dándole al relato un cierre sin fisuras.

La primera semana me imaginé un elefante corriendo tras la única nube de agua, que era alentada por los vientos de los árboles a avanzar cada vez más rápido. Al mes, podía ver como un oso volteaba un roble en su afán de conseguir miel, quedaba atrapado y vivió hasta morir alimentándose de hojas y usando éstas como canaletas después de la lluvia. Más adelante en el tiempo, sentí como el inconfundible ruido de las motosierras era seguido por el temblor de los árboles al caer. Nunca volví a escuchar animales, nunca más a la lluvia.

17 de noviembre de 2011

Ratalada

Ratalada
Después de la lluvia veo palomas bajar
a comer semillas de pasto o alguna lombriz
y eso me gusta.

En los carritos de la Costanera
(El Torito y sus bondiolas)
su pico es una pinza asesina
que atrapa la carne, la despedaza
ayudada por las garras que trituran la fibra
de un vacío mal comido
con los ojos inyectados en sangre y el lomo
arañado de algún duelo pasado
la cresta despeluchada por un vuelo rasante
de aterrizaje forzoso
todo por un pedazo de carne.

Llevan hojas de laurel
son el símbolo de la paz
y eso me gusta.

Algunas de papada de sapo
ves que corren saltan torpes
de aleteo intimidante
buscando hembras para pisar
divisan su presa
comienza el ruido gutural
el desconche de las plumas
esa histérica paloma que muestra la cola
pero corre.

Dicen que se comen otros bichos
y que evitan plagas
y eso me gusta.

De chico en la plaza
tirar pancito hecho miga
alejarse y se acercaban a comer con los gorriones
luego correr a espantarlas.
Ahora en la calle pisan fuerte
mirada desafiante que se inmola
en mis pupilas
no te eluden, no te esquivan
en su vuelo kamikaze
desde un árbol
están tramando algo
no me gustan
esas ratas con alas.


30 de octubre de 2011

Animal


Animal

Me gusta creer que las piedras en la superficie del agua son hipopótamos sumergidos, pero nunca te creí esos besos de corazón empedrado.
Me acuerdo bien el día que me obligaste a matar ese monstruo que te hice —que te soñé un jueves oscuro de luna llena en la que salen lobos vestidos de cordero—, que crecía a ritmo de pesadillas convirtiéndose en la sombra que no me dejaba ver nada de lo que soy.

Me acuerdo que era incesante el galope, que me trituraba la sangre por salir y el pecho se volvía redoblante de suspenso por entrar y verte inmensa, hermosa con tu cola de pavo real y con la torpeza grotesca de un elefante.
Recuerdo, también, que la noche se hizo víspera de mi cumpleaños para unirse a la fiesta, para ser tu cómplice y mi testigo.
Afuera, a mi lado, miraban los árboles desnudos de junio, indefensos de una sudestada invernal que provoca los vaivenes de los troncos que asoman y me alcanzan sus manos a la madrugada.
Te escuchaba aullar los alaridos más gatunos, un concierto de gemidos siguiendo un ritmo como siempre. Ah, ah, ahhh; ah, ah, ahhh. Ay, sí, así, así, así; ay, sí, así, así, así. Me alegró saber que eras tan predecible con todos como conmigo.
Penetraba en mi nariz el olor a hembra en celo, el del conejo hervido vivo,  el de la piel rozada quemada.
Tu jadeo de hiena hambrienta era la señal. Es el momento de tu ceremonia en el que jugás a la insaciable pero sólo querés irte a dormir a tu casa. Siempre supe que tu pereza conspiraba contra tus empalagosas ansias de dejar a todos pegados al panal amargo que hay entre tus piernas chuecas.

Como siempre, otra vez, afuera y en todos lados te esperaba yo, agazapado pero sin fuerzas, furioso pero abatido. Las lechuzas giraban su cuello para alumbrar la pasarela que nos unía y para proyectar mi sombra más bravía, más grandiosa, con el perfil que mostrara los cuernos más filosos. 


24 de octubre de 2011

Helado de palito

Helado de palito
Esta es la historia de un hombre
que nació con un solo pie
y siempre tuvo un sólo zapato.

La ecografía lo venía escondiendo
nadie esperaba ese chasco
salió y el partero, con asco
dijo ¡Llamen a los cazafantasmas!

No fue por su velocidad de torpedo
eso es puro mito
por su silueta ganó su apodo
helado de palito

De chico, en el colegio
llegaron los primeros flagelos
la carrera de embolsados
le parecía una tomada de pelo

En el recreo sucedía
lo peor de la escuela
ser el poste en los picados
y discriminado en la rayuela

El mejor en patín en línea,
“rollers” le dicen los hipsters,
en una época lo auspició pesi
era el rey del zig-zag
eludiendo como messi

Gran clavadista también
en saltos ornamentales
entrar en puntita de pie
sin salpicar los laterales

Caminar por la paralela
es la cornisa de los gimnastas
acá la historia no miente
él va y viene sin problemas
mientras no venga uno de frente

Pero qué manera de sufrir
con las mujeres
la primera salida heladería
no duraba mucho,
ellas pedían un cucurucho
"algo que me recuerde a vos"

A los 30 tuvo una novia
siempre le decía “querido”
terminaron cuando comenzó a llamarlo
"mi Paragüitas invertido"

En las fiestas de fin de año
vestía pollera sin disimulo
en cualquier momento la levantaba
y gritaba "¡soy un embudo!"

Para ganarse la vida de grande
no tuvo que poner mucho empeño
de entrada le llegó la propuesta
como doble de flamenco en el zoo porteño

Un día sucedió lo peor
lo tan temido en Av. San Martín
se le rompieron los frenos
y estrelló su monopatín

Al velorio fueron todos
del cole, del trabajo, ex-noviecitas
estupor al ver el cajón
un cono enorme de papas fritas

11 de octubre de 2011

Veo, veo

Veo, veo
Dibujé un celeste, lo pinté color cielo
quise calcarlo de una ciruela
pero un benteveo picaba y picaba los agujeros
chorreaba algo negro espeso
mezcla de néctar y pesticida
ya no veía lo que calcaba
si era cielo o era ciruela.

Al dar vuelta la paleta, vi a los colores salir
de una manzana y un canario
una orquídea y un sapo
de los árboles sus ramas se caía el marrón
de su copa manchó el néctar que un jilguero
volcó al picar una naranja.

Tupido verde, frondoso el olor a pasto cortado
vuelve a la tierra el agua cristal, el barro
para caerse y mancharse multicolor
con los raspones o las frutillas
rojas de dolor que dan ganas de comerlo.

Chamuscada de ir y venir la suela de algún zapato
ahora está en aquella baldosa de roca mica
retenida por un chicle violeta que hace globos grises
y se pone negro pegado a los labios.

Se espanta en llanto por el descubrimiento
llora lágrimas color café
moja las hojas que fueron blancas:
las rosas no serían rosas
si se llamaran plutifacias.

Ahora seguro aparece un chocolate
después del baño o en barra con amigos
granizado de sarampión
hecho torta, deslucido
diluido en leche fría como el vidrio
servida en cartón plateado.

29 de septiembre de 2011

Negrito

Negrito
Aureola en el piso
por esa papada que empaña la baldosa
luego levanta la quijada, se esfuma la marca
como ojos tristones que esconden
los golpes de chico
la sarna de grande
el hambre en la panza:
balancea su comida
entre un recipiente negro y la suerte de un gorrión.
Nunca un plato en una mesa
nunca fideos
mucho menos besos.

Sin collar en el cuello
sin chapita plateada
su nombre en clave es negrito
marca su huella de nacimiento.
Ahora es modelo para sus chicos, cinco o siete
no sabe, quizás diez
les muestra la calle, su pasarela,
el espejo, sus vidrieras
y del cordón sólo se baja
si cruza alguien más.

Cangallo fue su cucha, ahora es Perón
donde se hecha a dormir para dejar de pasear.
Se despierta a la misma hora,
en el gran baño de la ciudad pispea para atrás.
Pasa alguien que lo mira sin querer mirarlo
se larga a andar
con la cola como motor
ritmo frenético de esa silueta del centro
buscando refugio de un cinturón en su lomo
o una patada en el hocico.
Infunda ahora temor en la gente
que corre o le grita para no enfrentar
el arma filosa que está en sus ojos
siempre lista para robar
una rascada de panza
una caricia en las orejas.



18 de septiembre de 2011

Plazas

Plazas
En mi cabeza estaba esta plaza
el pasto, verde y tupido
el canto rodado
los escalones y las rampas.
Los bancos pintados de verde
ahora de blanco
son territorio de las palomas.
Los monumentos de cemento color graffiti
así la historia
deja su blanco y negro.



En el mástil la bandera
desteñida por el sol
miro al cielo y me pregunto
si el celeste es un solo color.



A esta plaza llegó antes
la primavera
las chicas son más lindas
los árboles ya no lloran
las hormigas trazan camino
como nervaduras en el pasto.
Algunas llevan hojas
que duplican su tamaño
otras los tronquitos
que sostienen esta plaza.



Los perros hacen cola y toman agua de la fuente
como en esos tiempos que había
bebederos para todos.



Hay bicis con rueditas, patinetas
gente corriendo en zapatillas, sillas de rueda,
algún patín en línea y coches de bebé
monopatines y nenas saltando la soga;
no hay semáforos y nadie choca.



Los chicos corren, juegan a la guerra
algunas armas son palos de juguete.



El arco está formado
por dos árboles en diagonal.
Hace sombra un fresno
en el medio de la cancha.
Una pelota se escapa a la avenida
y los autos gambetean.
Los límites son aquel banco
aquella piedra
y el sol de las siete y media.

No se entiende que pongan faroles
si no existen las plazas de noche.

14 de septiembre de 2011

Inseparables

Inseparables
Inseparables en la mesa y en la silla
tu mano en el tenedor
mi mano en el cuchillo.
Tus bocados morían en la boca
mi boca se cagaba cortando.

Inseparables en el baño y en la ducha,
vos siempre en el inodoro
a mi me tocaba el bidet.
Listo el pollo, terminabas
abrías fuerte la canilla
mientras el chorro me violaba.

Inseparables en la cancha y en el fútbol,
usábamos camiseta rayada
te robabas los botines y mis canilleras
para cagarme a patadas

Inseparables en la escuela y en el aula
siempre igual en las evaluaciones
yo terminaba las ecuaciones
mientras vos las copiabas.

Inseparables en el bondi y en la parada
del cientocuarenta.
Ese día venía lleno, muy lleno
pero paró, subieron todos, quedamos últimos
te cagué y entré primero.
El chofer preguntó
¿Puedo cerrar?
Sí! No!
Y ¡ZAC!
Nos separamos.

12 de septiembre de 2011

Recetas macanudas para salir indemne de la edad del pavo

Él
Muchacho de rasgos bobos,
de balbuceo incesante y polémico hedor
no escupa cuando hable
procure limpiarse las partes
y afeitarse esa sombra color café.

Pretenda actualizar con su edad
a sus hormonas
extremidades
glándulas
así podrá coordinar
sus calores
motricidad
olores.

Saque sus manos pegajosas de ahí
pero no de la computadora.
Vuelva a Google en su explorador,
escriba "mujer con ropa".
Imprima una imagen color, grábesela en la mente:
en Poringa cogen los de adentro, pero usted está afuera.

Dedique unas horas de su torpeza
a practicar algunos movimientos:
-Despegar la axila del cuerpo
-Sacar los brazos por las mangas
-Pasar la cabeza por el agujero
-Tirar la remera al tacho
-Prender fuego el tacho

Intente en invierno una vez por semana
o dos si la dicha es mucha
acercarse al área cincuenta y uno
o lo que los adultos llaman ducha
para sacar del ombligo la mugre
y la roña entre las uñas.




Ella
Fenómeno desagraciado
no se patee sus patas que van
una para acá y la otra para allá.
Maquille su zoncera con ganas
junto a los rasgos demenciales
póngale mucho ahínco en la cara
parece que ya explotó el maíz.

Picasso hay uno solo, también un Van Gogh
no es copia certificada su rostro
si usté a sus labios
si usté a sus ojos
pintarrajea a diestra y siniestra.

Tupido de piernas y partes
recorte los pastizales
que allí se encuentran arañas.

Desvista su pose de ingenua
y esa risotada pavota
mejor primero que todo, sobretodo antes que nada
vista sus mamas y cola
de novata rebelde acalorada.

3 de septiembre de 2011

Pez en una bolsa de agua


Pez en una bolsa de agua

No sabía cuán lejos estaba de alcanzarme. Seguía corriendo tan fuerte como la presión de mi cuádriceps sobre la ingle y la vejiga me lo permitía. Doblé en la esquina de Gascón, ahí donde se cruza con Soler y hay como seis esquinas, a ver si de esa manera lograba confundirlo. Por unos segundos creí perderlo, pero seguía escuchando la rompiente de la ola y al río cuando se aleja de la orilla.

Inmerso en esa vorágine, me sentía como un pez que se bambolea en el agua de una bolsa, tan frágil por su transparencia como invencible por su calidad. Podía palpar las yemas de los dedos arrugadas de tanto nadar siempre en el mismo sitio, dando patadas para sobrevivir y abrazando las piedras para no irme con el remolino.

Agarré Salguero para el Bajo corriendo por la calle, confiando en que los autos entorpecerían la marcha del perseguidor. A esa altura, las dificultades para mantener el trote ya eran cada vez más evidentes: apenas podía levantar las rodillas en ángulo recto con mi cuerpo.
Detrás, seguí percibiendo el galope de un río embravecido surcando el asfalto como un alud, indicando la urgencia de lo que busca su cauce para salir, sin importar la desembocadura.

Me invadía la sensación aquella -del recuerdo aquél- que creemos haber vivido ayer, pero que sabemos anterior. Flotar en la panza de mi madre, donde todo era tranquilidad y sólo importaba esperar lo inevitable, salir por donde había entrado y ver la luz por primera vez.
También avanzaban sobre mí las imágenes de la tersura de bebé, el rosa de la piel, el óleo calcáreo y los pañales, contenedores de todo aquello que no queremos hacer pero que sostienen lo más primitivo.

Fijé la vista en la Avenida Santa Fe y hacia allí emprendieron mis últimas energías, signadas por el dolor que se agudizaba en la ingle. Luego vino Las Heras y Libertador. Llegué a Figueroa Alcorta dilapidando el resto físico, pasé por abajo del puente de Salguero y tras la pista de Aeroparque se veía, por fin, el mismo río que me perseguía.
Me explotaba la vejiga. Esperaba ser detonada por alguna baldosa mal pisada o una respiración demasiado profunda. El aliento que exhalaba combinaba en perfecta sintonía con la puntada de dolor, que hacía el trote insostenible.
Comencé a caminar. Peor. El tiempo transcurría más lento al caminar, el río adelante quedaba más lejos y en la espalda me acechaba el temblor sin ruido de lo que fue arrasado, como cuando se contempla una avalancha en la montaña desde kilómetros de distancia.
Llegué a la Costanera, me subí a la empalizada y miré para abajo. Era todo orilla, el río estaba en retirada: el viento era de tierra, del Oeste, de atrás.

No era la primera vez que algún yo  -el de la panza de mi madre, el del jardín, o el del colegio primario- estaba en esa encrucijada. Ahora era el de la adolescencia el que veía con desesperación que le corran la vida más allá, aturdido por el dolor encerrado en el cuerpo y perseguido por los escombros del pasado arrastrados a mares.

Giré la cabeza y miré para atrás. La otra orilla, que seguía con su carrera, estaba cada vez más cerca, bajando hacia mí a toda velocidad.
Sobresalían del agua una casa, tal vez donde nací. El tobogán de una plaza, quizás donde crecí. Un crayón y un papel, con los que seguro aprendí. Una pelota de fútbol y un disco de Wilco, donde también me refugié.
Venían todos.
El abrazo a distancia, que nunca extrañé. El silencio de noche, los fantasmas en la cama. El adiós de mi hermana, que después comprendí. La quejumbre deportiva, que después me echaría.

Lo que vino después fueron aguijonazos por doquier, perforaciones liberadoras que iban formando un colador. Mientras los pinchazos me mataban un poco, también empezaba a darme más aire. Cada vez más puntas hicieron cada vez más agujeros hasta romper el plástico y dejarme libre.

La sensación no fue la de caer al río ni la de la firmeza de las baldosones de la Costanera. Era la de flotar agarrado a recuerdos, los mejores, que con viento a favor se dejaban llevar hacia adelante, sin importar dónde eso quedara.


Súper campeones

Arquero
En Uruguay le dicen el golero
pero nunca estuve en Gorlero.
Sin embargo, por la punta de tu este y el final de tu aquél
me hago arquero maravilla
y atajo tus puntazos
sentado en una silla.



Asistidor
Soy un wing a la antigua
esos que te tiran los centros
metela de cabeza
metela de globito
pero métela.

Me embocaste a la fea
te llevaste al diez
Me tiraste un ladrillo
te devolví una pared.



Goleador
Soy el carrilero por derecha
que te manda la bocha a la olla
el goleador de toda la cancha
el capitán chamuyero
el patrón del mediocampo
vos pasás si yo quiero.

Te juego con dos número cinco
un cuatro retrasado y también un tres
para adelante dos números diez
y aunque me tilden de bielsista
5543-1010

26 de agosto de 2011

Loop

Loop
Qué aburrido era
no salir con vos
a dar ninguna vuelta
porque hasta pasear nos salía mal.
Sosa y divertida como galleta de arroz
las tardes no yendo al parque
viendo a rambo en el televisor.

Los días lo mismo que regar un bonsai,
ni verte desnuda, prefiero la sal
esa que no sala.

Las noches lo mismo
no había sueños
sólo uno para dormir.
Abrías la boca de par en par
sin taparte los dientes ni el maxilar
dos segundos después yo te hacía un cover
y todo volvía a empezar.

22 de agosto de 2011

Google


Te busco y sé donde vas a estar
siempre en la barra
A veces prefiero dejarme llevar
creer que voy a tener suerte
y sugerirme que te encuentre
lo primero en su lugar.

oh, decime qué es lo que cocinás
en los labs

Dejame que te anuncie en soprano
(bien arriba y al costado)
que aunque importen posiciones
una tocada vale más
que mil impresiones

En tu casa, siempre vestida para la ocasión
oh, quiero documentar nuestro amor
en los docs

Yotuve otros antes que vos
que no entendían lo que es buscar
con dos palabras a mi me alcanzó
sé que esto da para +

19 de agosto de 2011

La maldad

Para ejercer la maldad, primero tuvimos que haber sido niños. Porque ser niño, a los varones los gradúa de una forma de maldad y, a las mujeres, de otra. Los varones se reciben de turros y, las mujeres, de conchuda -quizás el segundo suene más fuerte que el primero, pero de ninguna manera quiero que la fonética me convierta en un misógino-.
El nene es turro porque es pícaro, ladino; ladilla. La nena es conchuda porque es artera, manipuladora; putita.

El colegio primario es a la maldad lo que la humedad a los champignones: es el caldo de cultivo perfecto, que potencia las habilidades de los más bichos y hecha por tierra las incipientes esperanzas de los más näive.

La maldad de un nene o nena, también, está directamente relacionada con la presencia o ausencia de un hermano/a mayor en la familia. Numerosos ensayos y películas se han escrito con la temática “represor-reprimido” y ésta no es la excepción. El maltrato verbal y las golpizas incesantes propinadas por los hermanos mayores a los menores, tienen inmediata resonancia en el proceder de este último en la relación con sus compañeritos. Es inevitable que el niño proyecte todo su odio, sumisión y humillación en cualquier oportunidad que se le presente para descargar, en actitudes típicamente freudianas.

Aquellos que tienen hermanos más chicos (muy chicos), son el típico caso de los niñosque son regresados a sus casas con “tu hijo es un sol”, mientras las madres piensan “sí, porque ya me quemó tres cortinas”, sin comprender que el niño es malo, turro, porque no se banca a su hermanito.

De acuerdo a un estudio de la Universidad de Massachusetts con pruebas realizadas sobre gorgojos, existiría la maldad sana. Aunque suene más contradictorio que el dulce de leche light, los estudiosos de la materia destacan algunas situaciones en las que la maldad ejercida por los niños es la válvula de escape de situaciones reprimidas.

Algunos ejemplos:

EFECTO
CAUSA

El niño difama a un compañerito alegando que éste lleva ropa interior sucia.

El niño se meó encima a la noche, su hermano no lo auxilió y ahora anda paspado.
La niña escribe una carta de amor en el colegio, la firma con el nombre de otra y se la entrega al más feo del curso.

En casa, mientras veían la película, la niña fue comparada con Fiona cuando está convertida en ogro.
El niño obliga a una compañerito de jóvenes pulmones a dar pitadas a un cigarrillo.

El niño fue descubierto por su madre en la bañera mientras jugaba con un Ken, el novio de Barbie.




12 de agosto de 2011

De pequeño


El olor de las tostadas de pan de Vivace no dejaba que me concentre en las palabras que leía mi papá.
La habitación era blanca, con la cama en el rincón derecho mirando de frente a la puerta.
Las tostadas se tostaban hasta tener la dureza justa para que al untar la manteca no se agujereara.
La cama tiene una colcha de esas que están hechas de muchos cuadrados tejidos unidos entre sí.
Además de la manteca, arriba de la tostada venía un dulce rojo con pedazos grandes de algo.
Yo me tiraba en la cama y mi papá me leía sentado en una silla de madera oscura, como de algarrobo, pero con el asiento de mimbre.
Con las tostadas venía un Nesquik que se preparaba así: primero el polvito, después el azúcar, después un poco de leche para revolver y hacer una pastita y después más leche hasta arriba de todo.
Mientras mi papá leía las historias yo fijaba la vista en algún lugar blanco y me imaginaba un lobo feroz soplando una casita de paja y adobe.
Después de terminar la leche, me limpiaba los bigotes. Y después de terminar la leche y limpiarme los bigotes, con una cuchara chiquita de metal me comía la pastita que había quedado en el fondo del vaso rojo de una promoción de Coca Cola.
También esperaba que mi papá mintiera y cambiara la historia, porque siempre lo hacía para comprobar que yo estaba atento. Y yo siempre estaba atento.
Las tostadas no se podían repetir porque sino a la hora de la cena no iba a tener hambre y mi mamá ponía cara de traste.
Mi papá no decía “y colorín colorado…” porque sabía que yo lo miraba con cara de “otra vez, papá”, pero entonces había un acuerdo entre los dos que cuando terminaba el cuento nos mirábamos y nos reíamos.

Jajajajajaja!


20 de junio de 2011

Figuritas

Figuritas
En este álbum de figuritas
me tocaron las más difíciles en la familia
esas que hay encastrar aunque vengan mal cortadas
pero la suerte es loca, el sobre que toca
toca

Para todas las páginas de mi vida voy a cambiar la figurita difícil
por la tapada,
esa que pegue conmigo
sin voligoma
sin adhesivo

En este álbum de figuritas
me topé con muchos paquetes
hasta encontrar a los verdaderos amigos
esos que no juego ni en el chupi por ser distintos
ni los cambio por un pilón de repetidos

Las páginas, algunas viejas
llené y taché
sus números con una equis
las nuevas, irán viniendo
esperaré
no quiero el premio si lo completo

8 de junio de 2011

Palomas

Palomas
Tu fin justifica los medios
pusiste el fin, infundaste los miedos
y ahora tengo que encontrar el valor del amor
porque a todo le pusiste precio

Las cosas que querés nunca las pediste
para qué 
si llegan con el sexo débil, un te amo
y ni un porqué

Miro al frente y te imagino, torbellino
levantando casas al paso, regando los árboles recién plantados
lamiendo la mano que te da de comer
Miro atrás y me acuerdo, remolino
destrozando casas al paso, talando el árbol que te dio sombra
escupiendo la mano que te dio de comer

Te pulí, te mojé, te sequé
saqué siempre lo mejor de vos
Me morí, volví
sacaste lo peor de mí cuando te fuiste vos

Comías el pan cuando bajabas a tierra
eras tan linda, eras tan buena
no sé qué pasó pero después entendí
que las palomas no cagan mientras vuelan

23 de mayo de 2011

Mi post en el blog de La Nación, "Cinescalas"

Mily Amondaray me prestó el blog este lunes para hablar de aquellas canciones en las que se habla del séptimo arte: http://goo.gl/ZP21s


Belle & Sebastian, Radiohead, El Robot Bajo el Agua y una playlist de
Grooveshark que recopila todos los temas que fueron surgiendo!



Pasen, vean y comenten!

16 de mayo de 2011

Índigo

índigo
Decime de qué color son las nubes
si son grises como las conocías.
Ahora es todo arco iris
todos los colores
y el índigo
indigno ahora que volás
el cielo te queda enorme


Fue haberte dado el prisma y los colores:
la visión desde el pantano;
Fue abismo de carisma serte fiel en los caprichos
y fue culpa de mi antojo ir sin
anteojos a estrellarme


Te di cielos, te di bulnes;
me diste pájaros de mal agüero.
Te pinté un cielo cuando eras raso
en la militancia de la vida
Me diste miedos menos poesía, pero también
la sabiduría:
si hay algo más triste que esperar
es no esperar nada de vos

9 de mayo de 2011

El tiempo sólo le importa al almanaque

Esta semana se cumple un año desde que me fui de Red Hat y también se cumple un año desde que decidí quedarme en todos ustedes.

Recuerdo (y seguro recuerdan) cómo costaron esos días que se hicieron meses de indecisión, sabiendo que la única y más linda razón que tenía para quedarme en Red Hat era una familia, mi familia por adopción. Pero fueron ustedes mismos que fueron encargándose de hacerme saber que, como toda gran familia, la distancia es sólo una excusa más y que el tiempo no existe, lo creamos; por eso cuanto más hacemos y más compartimos, más tiempo tenemos. Entonces, lo que me ataba era lo mismo que me decía que me fuera. Ese último día tuve un nudo rotundo en la garganta, mezcla de la nostalgia de algo que nunca más será como fue y de la sensación hermosa de poder mirar a todos a la cara y entender lo que decía el corazón por haber compartido tanto y haber crecido juntos. 

Había llegado el momento de soltarle la mano a Red Hat, pero no a ustedes.

Después vino lo mejor: la confirmación de todo esto. Una serie de eventos desafortunados intitulados, pero englobados en un marco común de desilusión con el mundo actuaron como tobogán de glicerina para vomitarme en una pileta llena... Si hubiera estado llena de agua, hubieran llovido decenas de salvavidas; y llovieron. Si hubiera estado llena de mierda, hubieran surgido cientos de manos para sacarme; y surgieron. Si hubiera estado llena de desesperanza y desencanto, hubieran despertado miles de palabras y aliento para devolver el alma; y despertaron.


A Sand y a Seba les debo demasiada paciencia y ganchos al mentón, de esos de abajo hacia arriba que te levantan y te elevan todo: los órganos, el alma, la vida.
A Fede por entender que la sinceridad es sincericidio, que la verdad es una sola (la nuestra) y por compartir el miedo al dolor y el cagazo a que nos hieran.
A Yami le debo la mejor definición sobre mi, la que más me gusta y la que más me cuesta; la del idealista cabeza dura que vive en pugna con el mundo, púgil de batallas contra la razón y un paladín de la justicia divina que ella entiende muy bien.
A Luli, por su eterna inocencia que me irrita, pero que también me lleva a pensar que no todo está perdido y que lo näive también es parte del equilibrio de este mundo.
A Blacky por enseñarme que la paz no se negocia; y aunque hoy todavía tengo guerra interna, siempre se encarga de recordarme que la única trinchera es uno, y que sólo hay vencedores cuando conocés ese espacio.
A Pau y Martín por ser el palito-guía del árbol cuando está creciendo, pero también por ser las tijeras que podan esa copa para poder ver el bosque.



Hay en todos y en cada uno un canto unísono que me tranquiliza, que me da ese bálsamo después de la roncha, pero también que me devuelve la luz de la alegría cuando todo es negro color túnel sin salida. 
Hay días en los que miro para arriba y encuentro algunas palabras que me tranquilizan, y que se sintetizan muy bien una canción que me gusta:


We got open arms for broken hearts
Like yours my boy, come home again
Everyone's here

Es por eso que cuando no quiero estar en mi casa, miro para arriba y encuentro un hogar en todos ustedes. Es por eso que cuando no quiero estar conmigo, encuentro siempre un amigo en cada uno. Es por eso que cuando estamos juntos me devuelven el olor a familia, la caricia de la contención, el fulgor de las risas y la frazada de un abrazo.
Es por eso, entonces, que dejé de verlos todas las horas para quererlos todos los días.

Los quiero!

Santi

6 de mayo de 2011

la mancha

la mancha
Compartir es para los que quieren
y tienen tanto en su haber
como un cacho de torta o un pedazo de cofler
no me compartas
si tus manos se manchan de negro esta vez

Si ya la sangre concentrada en el core
tocó lo malo
mánchó el amor

Vas a defender las diferencias
la política y su coqueteo de corrupción
si el villano es todo el día, yo soy noche
no quiero que me compartas con la oposición

Si el mismo cielo vio la palabra
la misma dijiste para los dos
prefiero ser el analfabeto
de la lluvia que nunca oyó

29 de abril de 2011

28 de abril de 2011

Últimamente no salgo de casa sin asegurarme que llevo el cricket de bolsillo.