19 de agosto de 2011

La maldad

Para ejercer la maldad, primero tuvimos que haber sido niños. Porque ser niño, a los varones los gradúa de una forma de maldad y, a las mujeres, de otra. Los varones se reciben de turros y, las mujeres, de conchuda -quizás el segundo suene más fuerte que el primero, pero de ninguna manera quiero que la fonética me convierta en un misógino-.
El nene es turro porque es pícaro, ladino; ladilla. La nena es conchuda porque es artera, manipuladora; putita.

El colegio primario es a la maldad lo que la humedad a los champignones: es el caldo de cultivo perfecto, que potencia las habilidades de los más bichos y hecha por tierra las incipientes esperanzas de los más näive.

La maldad de un nene o nena, también, está directamente relacionada con la presencia o ausencia de un hermano/a mayor en la familia. Numerosos ensayos y películas se han escrito con la temática “represor-reprimido” y ésta no es la excepción. El maltrato verbal y las golpizas incesantes propinadas por los hermanos mayores a los menores, tienen inmediata resonancia en el proceder de este último en la relación con sus compañeritos. Es inevitable que el niño proyecte todo su odio, sumisión y humillación en cualquier oportunidad que se le presente para descargar, en actitudes típicamente freudianas.

Aquellos que tienen hermanos más chicos (muy chicos), son el típico caso de los niñosque son regresados a sus casas con “tu hijo es un sol”, mientras las madres piensan “sí, porque ya me quemó tres cortinas”, sin comprender que el niño es malo, turro, porque no se banca a su hermanito.

De acuerdo a un estudio de la Universidad de Massachusetts con pruebas realizadas sobre gorgojos, existiría la maldad sana. Aunque suene más contradictorio que el dulce de leche light, los estudiosos de la materia destacan algunas situaciones en las que la maldad ejercida por los niños es la válvula de escape de situaciones reprimidas.

Algunos ejemplos:

EFECTO
CAUSA

El niño difama a un compañerito alegando que éste lleva ropa interior sucia.

El niño se meó encima a la noche, su hermano no lo auxilió y ahora anda paspado.
La niña escribe una carta de amor en el colegio, la firma con el nombre de otra y se la entrega al más feo del curso.

En casa, mientras veían la película, la niña fue comparada con Fiona cuando está convertida en ogro.
El niño obliga a una compañerito de jóvenes pulmones a dar pitadas a un cigarrillo.

El niño fue descubierto por su madre en la bañera mientras jugaba con un Ken, el novio de Barbie.




No hay comentarios.: