19 de diciembre de 2011

Capas de la cebolla

Capas de la cebolla (*)
La primera vez que te dije
tenés un pelo hermoso
quise perderme en tu lacio
caer en tus hombros como tobogán.

Me dijiste que era especial
algo sensible y único
diferente a los demás
que habías conocido.
Que te encantaba cómo era
tierno, responsable
inteligente, deportista
y con pinta de buen padre.

Al año te dije que sí
quiero estar con vos para siempre
tener dos o tres hijos
y una casa en pinamar.

¡Qué bueno!
mi amor
¡Dale!
corazón
Jajaja
¡buenísimo!
Adónde fueron
qué pasó.



Aquella vez que te dije
te queda tan bien la pollera
en realidad eras una cebolla
te ibas sacando las capas
y daban ganas de llorar.

Una noche previa a estar juntos
me dijiste que bailaba raro
querías decir distinto
a los nabos que acostumbrabas.

Desde una punta de la cama
te escupía y lanzaba cuchillos
vos gritabas apretando la almohada
salpicando la mierda hasta el techo.
Tenés y razón se juntaban en tu cabeza
pero se divorciaban en tu boca:
TENÉS que hacer tal cosa;
con RAZÓN sos tan boludo.



La otra vez que te dije
tu boca es un paraíso
quise decir un baúl
de labios bien rasposos
y recuerdos entre los dientes.

Después una vez me dijiste
que yo era muy complejo
en realidad quisiste decir
no tan básico para vos.

Venía en picada hace tiempo
la indiferencia de tus sí
la soberbia de tus no.
Flotabas en el aire como un fantasma
te daba lo mismo ir o venir
me asustaba más cuando no estabas.



Me acuerdo que te dije una vez
qué linda te queda la minifalda
pero evidenciaba tus piernas torcidas
como dos paréntesis.

Dijiste que te gustaba mi cuerpo
tenías de dónde agarrarte.
En realidad empezaste a extrañar
sobar músculos y abdominales.

No te bancaba la apatía
ni tus abrazos de manos flojas.
No tolerabas mi cuerpo
mis manos sobre tu piel
te quemaba una caricia
saltabas y te ibas.



Tenías mucho volumen
las puntas florecidas
te dije que el corte de pelo
te quedaba bien.
En realidad siempre quise decir
que te hacía la cabeza deforme
y resaltaba más tus frente.



Haciendo el amor una noche
dijiste hay algo diferente
querías decir que a los otros
exprimías hasta cansarte vos.

Me dijiste te espero mi amor
entiendo lo que estás pasando
querías decirme apurate
están tocando bocina varios.

Para entonces te miraba con náuseas
las tetas sin gracia
el culo caído
la impunidad de tus pies de pingüino
para irse como llegaron
sin pedir perdón ni permiso.

También me dijiste no
nunca pienso en dejarte
ahí empecé a preocuparme
en realidad te faltaban ovarios
para irte.




Te dije que te quería
me gustás así como sos.
Entonces empezaste a cambiar
para que te dejara yo.


(*)Leído en el marco de la muestra “Salí de tu guarida”, del Taller Siempre de Viaje, en El Archibrazo, el 20 de diciembre de 2011.

No hay comentarios.: