17 de agosto de 2006

Meta

El martes hablaba con un amigo y él me decía que a las mujeres primero hay que tirarle pseudoindirectas (no las juzguemos, no viene al caso) como "¿con todos son tan simpática?" y otras por el estilo, lo que acompañó de un "hay que tantearlas de entrada para ver cómo se va a dar". Pero no. Yo no lo veía tan simple. Yo le dije que era como una pelea, como los boxeadores. Los primeros rounds son de estudio e intentan conectar algún golpe, para luego desairar por completo hasta el ansiado knockout.

Ayer estaba angustiado. Pero no, yo no me decía "estoy
angustiado". Yo decía "me siento como un punto de arena rodeado de otros tres billones", como una sensación de ser ínfimo entre tantos.

También ayer, mis estados de ánimo estaban en constante actualización. Pero no. Yo no estaba ciclotímico. Yo viajaba en una montaña rusa, con subidas, bajadas, loops, momentos de adrenalina, sufrimiento y risa.

Son estos casos aislados pero puntuales, particulares pero no esporádicos, los que me llevan a pensar que hay una ficción que está viviendo de mí. Que si parto un pedazo de madera o miro debajo de una piedra hay una metáfora, un sentimiento listo para ser maquillado.

No quiero ser más un personaje de mi novela, no quiero ser más una analogía de él.

2 comentarios:

Niño Barroco dijo...

matemos al guionista!!!

numaleon dijo...

Avise, así hacemos la película.