29 de septiembre de 2011

Negrito

Negrito
Aureola en el piso
por esa papada que empaña la baldosa
luego levanta la quijada, se esfuma la marca
como ojos tristones que esconden
los golpes de chico
la sarna de grande
el hambre en la panza:
balancea su comida
entre un recipiente negro y la suerte de un gorrión.
Nunca un plato en una mesa
nunca fideos
mucho menos besos.

Sin collar en el cuello
sin chapita plateada
su nombre en clave es negrito
marca su huella de nacimiento.
Ahora es modelo para sus chicos, cinco o siete
no sabe, quizás diez
les muestra la calle, su pasarela,
el espejo, sus vidrieras
y del cordón sólo se baja
si cruza alguien más.

Cangallo fue su cucha, ahora es Perón
donde se hecha a dormir para dejar de pasear.
Se despierta a la misma hora,
en el gran baño de la ciudad pispea para atrás.
Pasa alguien que lo mira sin querer mirarlo
se larga a andar
con la cola como motor
ritmo frenético de esa silueta del centro
buscando refugio de un cinturón en su lomo
o una patada en el hocico.
Infunda ahora temor en la gente
que corre o le grita para no enfrentar
el arma filosa que está en sus ojos
siempre lista para robar
una rascada de panza
una caricia en las orejas.



No hay comentarios.: