15 de noviembre de 2006

Ostra

A veces, parece, las cosas,
sólo se dan de una forma.
No quiero dormir, esta vez;
la noche, fría, torna cálida
si se acerca tu cuello, tus pelos:
mi almohada.

A veces, parece, tus cosas,
nunca serán las mías.
No quiero ser tú todo, ahora,
tampoco la nada: tus días.

A veces aparecen las cosas
más cerca de lo que parecen.
Como en el espejo de un auto,
los autos;
como en el corazón de un nene,
una nena.

A veces, las cosas parecen huídas
de un cumpleaños de quince.
Buscar la silla vacía,
sentarme,
contarme entre risas palabras
que juegan a la escondida.

A veces, parece, las cosas,
suenan mejor en silencio.
Tus ojos me dicen lo mismo
que yo en los otros cuatro versos

2 comentarios:

numaleon dijo...

Seductor, eh.

(Cambiamos los espejos retrovisores por unos truchos y no se ve nada. Nota: Comprar los originales.)

Anónimo dijo...

very tierno!!! (L)